Erradicar la coca es una semilla para la paz en Colombia. Por Margaret Sánchez y Julia Gurol
Cada dos meses la coca está en cosecha. Cultivarla es barato. Los compradores son de las Farc, el Eln, las bandas criminales y narcotraficantes.
Estas condiciones, más la ausencia del Estado hicieron que los habitantes de Briceño (Antioquia) vieran en los cultivos ilícitos un negocio rentable en el 2000. Esto es un espejo de lo que sucede en 21 departamentos de Colombia.
Ahora, ese municipio del Antioquia es el escenario para intentar pasar de lo ilegal a lo legal. Esta vez, con la participación de las Farc y la comunidad en un plan piloto.
En Briceño viven 2.000 familias que encuentran en la coca una fuente de ingresos rentable, constante y barata. Se convirtió en la base de la economía del municipio.
“Es que en este pueblo por lo menos el 90 por ciento de la gente vive, directa o indirectamente, de la coca. Podría decir que en un 98 por ciento de las veredas hay coca”, admitió José Danilo Agudelo, alcalde de Briceño, al portal Verdad Abierta, en el informe Briceño, ante el reto de construir paz sin cultivos ilícitos, publicado en el 17 de julio de 2016.
Las condiciones del acuerdo del proceso de sustitución de cultivos ilícitos se definieron en la mesa de negociación de La Habana, y se presentaron el 10 de junio de este año en el comunicado conjunto #74.
Un mes después, el 10 de julio, el alto consejero para el Posconflicto, Rafael Pardo, y el miembro del Secretariado de las Farc y negociador de esta guerrilla anunciaron el inicio del plan piloto en el corregimiento de Pueblo Nuevo (Briceño).
Pardo sostuvo en esa ocasión: “es una oportunidad para que el Gobierno y la comunidad generen de la mano desarrollo alternativo y eviten la resiembra de coca. Lo que hemos hecho hoy es generar confianza, que tenga un solo fin y es generar desarrollo en la comunidad a partir de la eliminación de cultivos ilegales”.
Alape expresó: “La edificación de la paz, con la participación del pueblo, ha empezado a andar. La esperanza de una nueva nación empieza a ser una realidad. Así emprendemos un camino contra la desigualdad y a favor de la inclusión social. El programa de sustitución voluntaria es la oportunidad para ayudar a la paz”.
En la mesa de este laboratorio de paz no solo participan el Gobierno y las Farc. La comunidad tiene un papel decisivo para desarrollar el proceso, a través de mesas temáticas, que finalizaron el viernes 25 de noviembre.
En este municipio también se realiza el plan de desminado humanitario conjunto, que arrancó el 7 de junio del 2015 en la vereda El Orejón, otro acuerdo que resultó en La Habana. Entre mayo y noviembre del 2015, desactivaron 33 explosivos. Según el Gobierno, a la fecha ya se han liberado de minas 15.000 metros cuadrados.
La promesa de la paz no es la única que llega con proyectos a esta zona. El río Cauca es el escenario de la construcción de la central hidroeléctrica más grande de Colombia, Hidroituango. Desde el 2013 se iniciaron los trabajos, en los que según el informe del periódico El Colombiano, del 1 de mayo de este año, 33 soldados murieron y 55 más resultaron heridos en cerca a la obra por combates con las Farc y por minas antipersona.
Colombia es el país con más cultivos de coca y el mayor productor de cocaína en el mundo. Aunque el Gobierno ha puesto en marcha proyectos de sustitución voluntarios, entre el 2014 y el 2015 los cultivos ilícitos aumentaron, pasaron de 48 mil hectáreas a 96 mil, un alza del 39%, según el informe Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito.
Reducir estos números le daría al país otra imagen ante la comunidad internacional y ayudaría a apaciguar el narcotráfico, generador de violencia y problemas de salud pública.
Sin embargo, el plan piloto beneficiaría a esos colombianos que perdieron la confianza en el Estado, y optaron por una alternativa ilegal. En Palmichal, por ejemplo, las 32 familias de la vereda aún no creen las promesas de las instituciones gubernamentales que llegan cada día para brindarles programas sociales y económicos, luego de que por años estuvieron ausentes en la zona.
El plan piloto fue una muestra de voluntad de las Farc antes de firmar el primer acuerdo de paz el 26 de septiembre y el segundo y definitivo el 24 de noviembre. Jhon García espera que este se mantenga, pero que el Estado mejore su calidad de vida con buenas vías de acceso y proyectos productivos, al tiempo que garanticen seguridad para que los grupos armados ilegales no se tomen la zona.
Briceño le dijo Sí al Plebiscito, de 2.078 votos, 1.367 respaldaron el Acuerdo Final con las Farc el 2 de octubre. Esa fue su voz para decirle sí al cambio.