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El espíritu de los indígenas nasa sana el territorio

Resistieron al conflicto armado y luchan por la dignidad de su pueblo. Por Edilma Prada Céspedes y Marie Lena Hutfils

Son muchas las heridas de la guerra que deben sanar los indígenas de Toribío, el pueblo del departamento del Cauca (suroccidente de Colombia) que soportó por más de medio siglo por lo menos 600 ataques y hostigamientos.

Este lugar, ubicado en la Cordillera Central, habitado en un 96% por indígenas de la etnia nasa, se convirtió en la ruta de los grupos armados legales e ilegales, -especialmente de la guerrilla de las FARC- dejando a su paso dolor y destrucción.

En Toribío 10.300 personas fueron afectadas directamente por el conflicto, según registros de la Unidad para la Atención y Reparación Integral de las Víctimas. Pero la realidad es que la violencia golpeó a los 29.100 nativos de los tres resguardos del municipio.

Los valores supremos de los nasa son la resistencia y su unidad como pueblo. Las mujeres resistieron tejiendo, mientras que los hombres se organizaron para proteger su territorio.

En 2001 se creó la guardia, conformada por indígenas de todas las edades, quienes con bastones de madera de chonta -árbol típico de la zona andina- defienden a sus gentes y a la madre tierra. Un año después los comuneros impidieron que la guerrilla se tomara el municipio de Jambaló, también en el Cauca.

Los nasa saben que la unión de su pueblo y la fuerza de los saberes ancestrales los mantiene vivos.

Para cicatrizar las heridas que el conflicto causó a su cultura los mayores de esta etnia están armonizando cada uno de los territorios en donde alguna vez las balas o los tatucos (artefactos no convencionales) desplazaron su cosmogonía. Utilizando las plantas ancestrales de esta región del norte del Cauca recorren los sitios a los que ellos llaman sagrados.

Uno de los rituales que realizan es la armonización en la tulpa; alrededor del fuego y de tres piedras conversan para resolver los problemas en comunidad, para reencontrarse consigo mismo y lograr conexión con la naturaleza.

En Toribío hoy se respira un ambiente de tranquilidad. Hace dos años no se presenta ningún atentado, debido a las negociaciones de paz que adelantó el Gobierno de Colombia y la guerrilla de las FARC. Este grupo armado comenzó su conformación hace 60 años y los territorios donde iniciaron fuertemente sus acciones fueron Tolima, Huila, Caquetá y Cauca.

Los habitantes sostienen que retomaron actividades comerciales y agrícolas que durante años realizaron a media marcha debido a la incursión de las FARC y otros grupos armados ilegales como el EPL y las Autodefensas Unidas de Colombia.

Actualmente los indígenas transitan libremente por su territorio y desarrollan sus asambleas comunitarias sin restricción alguna.

Se vive armonía, la que esperan seguir gozando pese a necesidades básicas que aún padece esta región y los recuerdos de la guerra.

El pueblo nasa junto con el Estado desarrollan un plan integral de reparación colectiva con un enfoque espiritual, comunitario y cultural.

Se busca la recuperación de valores ancestrales como la medicina tradicional, la lengua Nasa Yuwe y los rituales que se debilitaron en el marco del conflicto. Con este proceso pretenden garantizar su autonomía territorial y la supervivencia, plan que se extenderá a los 102 pueblos indígenas que existen en Colombia.

El proceso de resistencia y esperanza también se ve reflejado en murales coloridos que la comunidad junto con artistas internacionales pintaron en varias viviendas del pueblo para borrar las marcas o secuelas de la guerra. Hoy estos lugares son los lienzos que representan los rostros, creencias y cosmovisión indígena.